1. Volver a cosas que no funcionaron a menos que haya una buena razón para hacerlo.
¿Habré cambiado significativamente en algo de modo tal que a lo que estoy regresando es realmente lo que quiero y soy capaz de hacer que funcione? No sólo porque deseo que ‘eso’ funcione, sino porque de algún modo soy diferente.
2. Ser alguien que no eres.
¿Por qué estoy haciendo esto? ¿Es un sacrificio que debería realizar? ¿Soy el adecuado para esto? ¿Es apropiado para mí? ¿Es sostenible? Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es “no”, será mejor que tengas una buena razón para proceder.
3. Tratar de cambiar a una persona en alguien que no quiere ser.
Nunca debes tomar control sobre la libertad de elección de otra persona. Solamente puedes ser lo mejor que puedas, ofrecerle lo mejor que tengas y luego dejar que tome la decisión.
4. Creer que puedes complacer a todos.
Cuando aceptamos que toda decisión divide, dejamos de tratar de hacer lo imposible (es decir, de complacer a todo el mundo) y comenzamos a tomar decisiones correctas, sabiendo que nuestras decisiones dividirán.
5. Evitar pasar por un pequeño dolor en el corto plazo para conseguir algo bueno a largo plazo.
¿Hay dolor al mejorar algo? Absolutamente. ¿Vale la pena? Absolutamente. ¿Qué dolor estás evitando y te llevaría a donde quieres estar—en tu vida personal o profesional—si sólo lo abrazaras?
6. Confiar en aquellos que tratan de aparentar ser mejores de lo que realmente son.
Acércate a quienes tienen cualidades y fortalezas admirables, pero que también sean conscientes de sus luchas, debilidades, esfuerzos, y fallas. Si lo haces, estarás con personas que aceptan sus problemas y trabajan en ellas—de modo que tú no tengas que hacerlo por ellas.
7. Quitar la vista de la imagen completa.
Las personas exitosas mantienen la gran imagen en mente. Luego, realizan las actividades requeridas por la ‘película’ completa y no sólo por una escena de la película.
8. Hacer cosas por impulso o con imprudencia.
Cuídate de hacer compromisos significativos, alianzas, compras, inversiones, o cualquier otro movimiento que no puedas deshacer con facilidad. Si no lo haces, podría costarte tu corazón, billetera, tiempo, cuerpo, o incluso tu vida.
9. Dejar de ver con honestidad qué papel podrías estar jugando en cada situación.
La gente exitosa siempre se hace estas preguntas importantes:
- ¿Qué parte estoy desempeñando en esta situación?
- ¿Qué cosa en mi interior necesita cambiar para que esto mejore?
- ¿Por qué estoy aquí otra vez?
- ¿Qué rol estoy interpretando en esta situación?
- ¿Qué necesito cambiar para hacer que la próxima o incluso esta situación sea diferente?
- ¿Qué estoy aportando a esta dinámica?
- ¿Qué necesito aprender de esto, y cómo esta situación puede ser usada para hacerme más completo, de tal forma que no sea deficiente en algo?
- ¿Cómo usar esto para ser más sabio y no dejar que la gente haga esto de nuevo, o cómo no repetir los errores que están causando este patrón?
Si simplemente culpamos a la otra persona, nos perderemos el crecimiento que la situación nos ofrece. Aun cuando sea error de otra persona, podemos aprender. Si sólo nos enfocamos en la otra persona, nos perderemos de aquello que necesitamos aprender, de tal modo que probablemente nos encontremos en la misma situación una y otra vez.
10. Olvidar que para producir la vida ‘exterior’ que deseas, debes enfocarte en desarrollar tu vida interior.
Tener una mejor vida no siempre se trata de encontrar un nuevo amigo, trabajo o solución externa a nuestros problemas. Lo primero y más importante es asegurarnos de que tenemos el carácter interno y la capacidad para tener una buena vida, si uno de ellos aparece.
Publicar un comentario